miércoles, 16 de diciembre de 2009

EL 'CAIMÁN' ELIGIÓ SER UN ZAMORA

Juan Camilo Gallego Castro
jcamilogallego@gmail.com




Efraín quería ser un cantante tan famoso como Carlos Gardel o un arquero tan reconocido como el español Ricardo Zamora.
“Ese era un pedido que le había hecho a la Virgen del Socorro siendo muy niño, y se confirma en el Campeonato Mundial de Chile en 1962. Un crítico español me citó en el libro de Chile de 1962: “Efrain ‘el Caimán’ Sánchez, el Zamora latinoamericano”, recuerda desde Bogotá, a sus 82 años, Efraín Sánchez. En ese Mundial se cumplió su sueño.
Antes, en 1948 cuando es contratado por el San Lorenzo de Argentina, Efraín se convirtió en una estrella igual o más importante que los foráneos que actuaban en el naciente Fútbol Profesional Colombiano. Luego, cuando jugaba con equipos como Millonarios, Junior, América, Cali y Santa Fe, su llegada al Estadio San Fernando, ubicado en Itagüí, era una fiesta. Los aficionados de la ciudad recibían en ese antiguo hipódromo al mejor arquero colombiano de las primeras décadas del fútbol naciente. Su éxito se debió a la dirección que tomó muy joven. O sería su voz la que lo llevaría al éxito o, sin duda, sus reflejos y sus brazos los que lo convertirían en mito viviente.

Cantante o arquero
Al parecer su voz no era la mejor para reemplazar a Carlos Gardel, según su profesor Pedro Biava, que pretendía conformar el orfeón de Barranquilla. La voz del muchacho no era la que necesitaba para ese coro el maestro, pues en el Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si, Do, Efraín tendría más facilidad de romper oídos que de encantarlos.
Como arquero las cosas fueron diferentes. “Cuando yo tenía siete años, en 1934, compraba los caramelos y de 10, uno era de Ricardo ‘el Divino’ Zamora, uno de los más difíciles de conseguir”, recuerda con emoción el ‘Caimán de Boedo’, como fue apodado este colombiano cuando militó en San Lorenzo de Almagro. Ya se había definido por el ‘football’ y sus primeros balones los atajaría en Barranquilla, sin guantes y quemando las palmas de sus manos y sus pies, pues la tierra caliente incitaba a despegar los pies lo más rápido posible del suelo.
Su carrera estuvo a punto de finalizar cuando su rodilla se rompió con apenas 17 años. Para esta época, seis meses es el tiempo previsto para una lesión de ese tipo, pero para la mitad del siglo pasado, ese problema podía derivar en el retiro o en un largo tiempo de recuperación.
“La lesión que tuve fue supremamente grave, tuve la suerte de que en el momento preciso que tuve la lesión en la rodilla, recibí una información de uno de mis entrenadores, Severiano Lugo, jugador de Colombia en el 38 en Juegos Bolivarianos. Apareció la penicilina y trataron de sacarme toda la materia de una inflamación gigantesca. Me dieron ocho meses de inactividad. La penicilina la inyectaron dentro de la rodilla, me alcanzó a limpiar y me dieron ocho meses de incapacidad.
Pero a los cinco meses, ya aburrido, me fui a entrenar en el Romelio Martínez y volví otra vez, no sentí absolutamente nada, y comencé a seguir entrenando. De ahí comencé el hábito con el entrenamiento permanente de martes a viernes y se consolidó la rodilla”, confirma Efraín.
“No tuve suerte como cantante, pero como arquero alcancé la ilusión de mi vida y esose lo agradezco a la Virgen del Socorro”. ‘El Caimán’ se convirtió en el mejor arquero colombiano en muchas décadas y hoy no deja de olvidar la Argentina en la que vivió y las ciudades y países que recorrió cuando era futbolista. Aquella época pasada, cuando eran tan importantes como el sacerdote de la ciudad y tan bohemios y atractivos para las mujeres.

Llegó el amor
A los 12 años, Efraín ya miraba en el Barrio Olaya Herrera a una muchacha llamada Xiomara. “Ella vivía en la calle 68 y 67 y yo en la 67 y 68 en Barranquilla. De muchacho empecé a pasar por el frente de su casa y le hacía un saludo. Al principio no me paraba muchas bolas, después duré siete años de amores. Los primeros tres años de amores fueron de pura señita y eso”, cuenta con emoción los inicios de esa pareja que tiene 60 años de matrimonio y seis hijos.
“Ahora voy a cumplir 61 años con ella, toda la vida detrás de ella. Gracias a Dios hemos conformado un hogar muy bonito con seis hijos y también estoy disfrutando de esa alegría de un matrimonio, porque a Xiomara aún la sigo queriendo, la sigo amando”, asegura con rectitud el barranquillero que nació un 27 de febrero de 1927.

Hasta que llegó a Medellín
Efraín ya había recorrido el país jugando y dejando sus atajadas fotografiadas en la memoria de los futboleros de la época, hasta que llegó al Independiente Medellín.
Fue campeón en dos ocasiones, no sufrió lesiones, dejó grandes amigos y pasó de ser mito para convertirse en un deseo. En 1955 y 1957, el experimentado ‘Caimán’ celebró con el equipo de la camiseta que no se destiñe, los primeros campeonatos del equipo más antiguo de la ciudad, luego del Sporting F.B.C.
“Yo pienso que uno de los mejores momentos en mi carrera deportiva la realicé en el Independiente Medellín, especialmente en 1955, cuando salimos campeones y tuve la oportunidad de jugar todos los partidos del campeonato como en 1957.Y recordar esos tiempos de los hermanos Arriola, de Larry, de ‘Chano’ Villa, de Antonio Patiño y de muchos directivos importantes que estuvieron muy pendientes de nosotros”, recuerda Efraín, pues hacía mucho tiempo no llevaba su memoria al Estadio Atanasio Girardot, el mismo escenario que tenía tan solo dos años cuando él llegó a volar en busca de una pelota.
Aunque es difícil evitar traer a la memoria a José Manuel Moreno, ‘el Charro’, aquel argentino bohemio que bebía y se emborracha hasta la madrugada y los domingos daba clases de fútbol en la ciudad. Destilaba licor, pero fútbol en exceso era su especialidad.
“También recuerdo a Jaime Tobón de La Roche, estuvo Pacheco, Floro Rodríguez, ‘Chema’ Méndez, Ulises Terra, ‘Calonga’, Retamozo, Felipe Marino, ‘Lanza’, el ‘Pibe’ Ortega, Larráz, Contreras. Recuerdo mucho a ‘Colonga’, un virtuoso del fútbol.
Estuvo ‘Espada’, un mediocampista muy bueno también”, recrea Efraín Elías.
De José Manuel Moreno, ‘el Caimán guarda “ese recuerdo imperecedero de un gran amigo, de un gran técnico, de una estrella del fútbol”, un jugador y técnico determinante en los dos primeros títulos del equipo ‘Rojo’.
“A Medellín le agradezco por haberme permitido ser una de las estrellas de los jugadores que conquistamos las estrellas de 1955 y 1957. Del Medellín tengo fotos, fotografías tengo por todos lados”, añade el ‘Caimán’, que gracias a Coldeportes se mantiene vigente, pues es instructor deportivo de esa institución. Efraín Elías dirigió la Selección Colombia, Millonarios, Caldas, Medellín.
“Es una grata sorpresa esta actuación que ha cumplido Leonel”, confirma Efraín, pues no duda en felicitar todo el plantel de jugadores, sin dejar de aconsejar al entrenador del Rojo: “le quiero decir que no se desespere, que las cosas van llegando paulatinamente a medida que va avanzando en experiencia y en los objetivos que él tiene convenientes”, concluye el mítico ‘Caimán’ que se fue de Barranquilla y vive en Bogotá desde 1975.

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