lunes, 6 de julio de 2009

UNA GACELA RESUENA EN ITALIA

Juan Camilo Gallego Castro
jcamilogallego@gmail.com


Cuando Faustino Asprilla superó al arquero Abel del Atlético de Madrid con un soberbio cabezaso, en nuestro país los colombianos no celebraban tanto desde el gol de Freddy Rincón en Italia 1990.

En 1993 Faustino Hernán Asprilla Hinestroza empezó a conocerse como la Gacela Negra, aunque su carrera se vio enmarcada por actuaciones que atentaron a su carrera, al ‘Tino’ no se le puede negar lo que hizo por el fútbol colombiano y el posicionamiento del mismo en todo el mundo.

Los dos goles que le anotó al Atlético de Madrid provocaron titulares como “Asprilla es el matador”, “La pantera negra del Parma rasguña al Atlético”, “Faustino: gambeta, magia y gol”, estos titulares aumentaron la popularidad de un delantero que se posicionaba como uno de los jugadores más costosos del mundo.

En tres meses, el colombiano pasó de ser un jugador más del equipo italiano a convertirse en uno de los 10 más caros, con un precio que no bajaba de los 10 millones de dólares. En ese momento, los jugadores más costosos estaban en el fútbol italiano, como Lentini (30 millones de dólares), Van Basten (25), Gullit (21), estos tres primeros en el Milan, mientras que Baggio (18) y Viali (17), en Juventus, eran cuarto y quinto en el escalafón. Les seguían el milanista Papin (12), ASPRILLA (10), Gascoigne del Lazio (9.5), el chileno Zamorano (7.5) jugador del Real Madrid y Sosa del Inter (7).

Asprilla había aumentado su popularidad, su calidad y su nivel futbolístico. El año de 1993 fue clave en la carrera del colombiano, Faustino marcó el gol que le quitó al poderoso Milan, un invicto de 58 fechas sin conocer la derrota.

La Pantera o Gacela como era conocido, inició su carrera en la vieja cancha del barrio San Antonio, en Tuluá, Valle; en el colegio Guillermo Martínez, Asprilla fue el goleador del equipo en los Campeonatos Intercolegiados. Luego formó el equipo Salseros con sus amigos cercanos para competir en las Olimpiadas del Barrio, pasó por varios equipos de barrio hasta que llegó a la Selección del Gimnasio del Pacífico y luego al de Arroz de Los Andes hasta llegar a la Escuela Carlos Sarmiento Lora.

Con 18 años el ‘Tino’ debutó con la selección juvenil de Valle, en el Deportivo Cali no valoraron su talento y recaló en el Cúcuta Deportivo que pagó 10 millones de pesos. Muy pronto, Atlético Nacional compró por 50 millones de pesos los goles del goleador del Cúcuta y fue clave en la obtención del quinto título de Nacional.

Asprilla fue protagonista de la Selección Colombia en las eliminatorias para los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, muy pronto apareció Ricardo Fuica y el director general del Parma, Gian Battista Pastorello compraron al ‘Tino’ por cinco millones de dólares.

Faustino con sus goles le dio al fútbol colombiano el reconocimiento que necesitaba después de la Copa Libertadores de 1989 obtenida por Atlético Nacional y el fútbol de la selección en Italia 1990.

El pasado fin de semana Faustino Asprilla hizo su partido de despedida, aunque no anotó goles, su campaña como futbolista seguirá en el recuerdo como uno de los mejores deportistas que ha tenido el país.

jueves, 2 de julio de 2009

EL CAPITÁN ETERNO

Juan Camilo Gallego Castro
jcamilogallego@gmail.com


Cuando el pibe Valderrama le dijo adiós a la Selección Colombia, Andrés Escobar recibió la cinta de capitán del entrenador Francisco Maturana por su caballerosidad, comportamiento, profesionalismo y gran personalidad que lo caracterizaba dentro del grupo.

Con solo 20 años, Andrés debutó con la camiseta verde en 1987, aunque jugó en el Young Boys de Suiza, su carrera con Atlético Nacional marcó su historial como deportista.

Fue pretendido por la Fiorentina y el AC Milan cuando se despidió un dos de julio de 1994 por razones inexplicables. Era Franco Baresi, zaguero del equipo milanista, uno de los grandes ídolos del “Calidoso” y el jugador que posiblemente iba a reemplazar el colombiano, ya que el defensor italiano tenía 35 años y su carrera estaba expirando.

Andrés Escobar Saldarriaga nació en Medellín el 13 de marzo de 1967, y en su corta carrera como deportista profesional (siete años), el “Calidoso” fue campeón juvenil en 1985 y campeón Sub-23 en 1987 con la selección Colombia. Con Nacional ganó la Copa Libertadores de 1989 y logró el campeonato nacional en 1991 con la camiseta verde.

Alguna vez, Santiago Escobar, hermano del “Calidoso”, dijo que “mi hermano siempre soñó con jugar en el fútbol internacional. En Colombia tuvo ofertas de algunos equipos, como América, Junior y Cali, pero era tan grande el amor que sentía por Nacional, que siempre rehusó pertenecer a institución diferente a su amado Atlético Nacional”.

Andrés jugó además, 49 partidos internacionales con la Selección Colombia, pero fue el encuentro ante Inglaterra en el estadio de Wembley el más importante, porque allí anotó el primer gol de sus 17 conseguidos en su corta carrera.

El “Calidoso” participó de la Copa América de 1989, jugó las eliminatorias y el Mundial de Italia 1990, además de la cita mundialista cuatro años más tarde.

Hoy se cumplen quince años del asesinato de Andrés Escobar, luego de jugar el Mundial USA 1994. Un autogol fue la causa directa e indirecta de su muerte, desastrozo e incomprensible que un juego termine con la vida de los ídolos, pero su muerte debe ser una lección para una nación que se dejó llevar por los medios de comunicación hasta llegar al fracaso, la muerte y la frustración.

Esa cinta que recibió como capitán aún se conserva en la memoria colombiana. El Caballero del fútbol conserva ese liderazgo y esa tranquilidad en las familias verde y colombiana, porque Andrés continuará en nuestra memoria para tener presente que el fútbol es un juego, un espectáculo y una expresión de la vida, no lo contrario.

ANDRÉS ESCOBAR, UNA GAMBETA A LA MUERTE