lunes, 6 de octubre de 2008

EL FÚTBOL COMO LEGITIMADOR DE LA IDENTIDAD


Negar la pertenencia a un club futbolístico es considerado un ‘delito’ y una deshonra al buen nombre del equipo y de quien comete tan atrevido episodio.

El fútbol, como la política, divide de manera permanente una ciudad e incluso un país. Desde diferencias políticas, ideológicas, religiosas, raciales y de clase social, el fútbol es un segregador y delimitador de identidades. Cada país tiene un ‘clásico’, el mismo que redefine por un tiempo la superioridad y la paternalidad de un club a otro.

Arlei Damo y George Oliven afirman que “las rivalidades están asociadas a categorías extraídas del contexto social que las originó y giran alrededor de sentimientos vinculados a grupos primordiales, aquéllos en los que nacemos, que se concentran en la lengua, costumbres, religión, raza, tribu, etnia o lugar.”

Uno de los clásicos más importantes en el mundo del fútbol se encuentra en Glasgow, Escocia. La rivalidad entre Celtic y Rangers separa a los católicos de los protestantes. Ambos equipos se conocieron el 28 de mayo de 1888, año en el que nacía el Celtic, los ‘bhoys’ (Celtic) ganaron por 5-2, por eso, desde sus inicios, este partido es una válvula de escape para una sociedad que se divide en dos bandos, por algo desde 1984, cuando el Aberdeen rompió el ciclo, Rangers y Celtic han ganado todos los campeonatos en Escocia.

Alfred Wahl dice que “en España, el FC Barcelona encarnó durante mucho tiempo el antifranquismo ante su rival local, el RCD Espanyol, y contra el Real Madrid.” Por eso, “los partidos pueden entonces simbolizar un combate político que el régimen impide que se desarrolle en la calle.”

Guillermo Zuluaga afirma que “el fútbol, al lado de de la religión y la política, fueron los primeros fenómenos que movilizaron grandes concentraciones de gente en Colombia.” Después del llamado Bogotazo, el 9 de abril de 1948, las iniciativas de Alfonso Senior, Pascual Guerrero y Humberto Salcedo, por convertir el fútbol amateur en profesional y canalizar, de alguna manera, la rivalidad bipartidista del país, dio sus frutos, a partir de allí, el fútbol se convirtió en una nueva manera de vivir en el contexto colombiano. Las rivalidades, que ahora se conocen, se empezaron a forjar en el fútbol profesional.

Gonzalo Medina afirma que “la década de los 50 es un periodo que va definiendo la rivalidad de los equipos Independiente Medellín y el Atlético Nacional”, aunque en los primeros años en el fútbol profesional existía un tercer equipo en la ciudad como era el Huracán, Medellín y Nacional empezaron a forjar una ‘rivalidad’ debido a la procedencia y origen de cada uno de los equipos.

Arlei Damo y George Oliven testifican “…que uno solo de los ‘sentimientos primordiales’ es capaz de dividir dos extensas comunidades. Cuando uno de los pares es identificado como “club de elite” – los casos de Gremio, Fluminense, River y Nacional- el rival es automáticamente el “club del pueblo” o de “las masas” –los casos de Internacional, Flamengo, Boca Juniors y Peñarol.”

En la ciudad de Medellín ha sucedido un caso atípico dentro de la organización futbolística en Latinoamérica. Medina afirma que “a Medellín se le asocia con el equipo del pueblo, el equipo de los trabajadores, el equipo de los emboladores, el equipo, incluso, de los delincuentes, de los ladrones”, sin embargo, “Medellín es el resultado de la iniciativa de personas de mucho poder económico. En él había empresarios, algunos comerciantes y algunos extranjeros. Medellín ha sido un equipo de élite, de grupos muy selectos de la sociedad antioqueña.”

Medellín pasó de ser un equipo de la clase alta antioqueña a convertirse bajo el lema del “equipo del pueblo” en un equipo popular, corriendo en contra de la tradición suramericana. Y, aunque el fútbol actual no excluya como sí lo hacía en principios del siglo XX, Medellín se diferencia de los otros equipos en cuanto pasó se convirtió en un club ‘humilde’.

Por su parte, “el origen de Nacional está muy ligado al sector textil (Indulana y fabricato), el origen de Nacional es muy obrero, del campo laboral, del campo sindical, pero en la década del 60 pasa a ser lo contrario porque lo compran personas de mucho poder económico, caso de la familia Botero Moreno”, dice Medina. Ese equipo ‘humilde’ de clase media, pasó a ser propiedad de personas adineradas y, más tarde, de un grupo económico muy importante en el país, como lo es Ardilla Lulle.

Aunque, la diferencia de clase haya moldeado la rivalidad entre Medellín y Nacional, fueron las barras, a mediados de 1970 las que empezaron a dividir geográficamente el estadio. Felipe Ospina, líder de Los del Sur, afirma que los hinchas de Nacional se ubicaban hacia el costado sur del estadio Atanasio Girardot, este fue uno de los motivos para que se creara la barra en ese lugar de la cancha.

“Las rivalidades entre las hinchadas son consecuentes con las rivalidades existentes entre los propios clubes… Lo que las hinchadas hacen en la actualidad, es solamente actualizar ciertas querellas que son parte de la historia de las agremiaciones, buena parte de ellas circunscritas al propio origen de los clubes”, afirman Oliven y Damo, así sucede en Medellín, las hinchadas le dieron ‘vida’ a esa diferencia que enmarcó la creación de ambos equipos.

Pero, esa identidad y rivalidad entre los equipos se hizo más fuerte cuando “las hinchadas organizadas… están luchando permanentemente por espacio y visibilidad frente a los demás hinchas, de los cuales se diferencian por la forma e intensidad de su pertenencia.” Así, como dice Damo y Oliven, las barras populares de los dos equipos de la ciudad intentan demostrar ser mejores que el otro, con más ‘aguante’

Medina afirma que “el contexto universal ha influido a la delimitación de territorios en el estadio Atanasio Girardot. Pudo pesar más el contexto internacional, porque descubrieron que había otra manera de vivir y sentir la manera de vivir el fútbol y de mirar el contrario, ahora llamado enemigo.” De esta manera la rivalidad adquiere fuerza.

El fútbol creó esas diferencias, unos de religión como es el caso escocés; de ideología, en España; clase y raza en Latinoamérica. Cada sociedad ha adecuado al fútbol la rivalidad social de cada país, el fútbol alimenta esas rivalidades, por eso, ellas se legitiman cuando se enfrentan esos clásicos rivales, en Medellín pudo más las hinchadas, adecuando el modelo internacional, para hacer más profundas esas identidades y pasar a llamar al rival, un enemigo.

lunes, 22 de septiembre de 2008

“LOS MEDIOS DEBEN REVALORAR EL DEPORTE”, Gonzalo Medina.


Decía Arlei Damo y George Oliven que la razón por la cual el deporte, y en especial el fútbol, no habían recibido la importancia que merecían era simplemente porque se consideraba que el deporte era algo vacío, sin importancia para ser estudiado. Antes que la sociología y la antropología se ocuparan del deporte, el periodismo lo hizo. A partir de los Juegos Olímpicos de Munich de 1972 se inició un proceso donde la concepción del ser periodista deportivo empezó a tener forma.

En Colombia y como lo fue en sus inicios en todo el mundo, el periodismo deportivo estaba a cargo de aficionados, fueron ellos quienes con los años adaptaron el periodismo al deporte, es así, como dentro del periodismo se acuñó el término “deportivo” de manera que la ética, la responsabilidad, el respeto y la objetividad fueran aplicados al deporte.

En nuestro país esta práctica del periodismo deportivo deja mucho qué desear, porque se ha pasado del ser al deber ser del periodismo, es decir, el periodismo deportivo en Colombia no debe ser mirado como el “ser” (con pocas excepciones) sino como el deber ser, gracias a sus falencias y faltas al deber del periodismo, por eso, Gonzalo Medina, como periodista y profesor de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia, autor de los libros “Una gambeta a la muerte” y “Prohibido perder”, entre otros, critica y a la vez propone cómo debe ser el periodismo deportivo.

¿Cómo debe ser el periodismo deportivo ideal?

El periodismo deportivo debe ser la expresión del periodismo en un ámbito integral y expresivo desde el comportamiento humano como es el deporte. Debe ser el ejercicio depurado en sentido estético, cultural, histórico, integral de lo que es el acontecimiento deportivo.


¿Cuales son las características del periodista ideal?

Lucidez, humanismo, respeto y simpatía son las características del periodista (deportivo y en general) ideal.

¿Puede llamarse deportivo el periodismo que se desarrolla en el país?

El periodismo deportivo en Colombia debe recibir el nombre de periodismo futbolero. Por que es de fútbol del único deporte que se habla en los medios de comunicación nacionales para armar escándalo, gritar, hablar duro, casar peleas, volverse incondicionales de un personaje.

¿Cómo se explica el hecho de que algunos periodistas utilicen términos vulgares en una transmisión de fútbol cuando se espera que deben dar ejemplo?

Más que una prohibición legal es algo personal (decir palabras soeces), es una concepción moral aunque en algunas ocasiones hay excepciones porque el periodista se está rebajando al nivel del público y no mantiene su lugar como debe ser.

¿De qué manera se clasifican los periodistas deportivos de Colombia?

En el periodismo deportivo colombiano están los que más capacidad tienen de gritar, de recurrir a la carreta y a la retórica y no ese intelectual que haga del acontecimiento deportivo un producto artístico.

¿Cómo se explica la falta de profundidad de los periodistas frente a un alto público que consume esta información?

Con el deporte sucede una situación en nuestro medio que es paradójica, es una actividad que tiene mucho poder de convocatoria pero que a la hora de ser tratada como acontecimiento público deja mucho qué desear, por su calidad, de ahí que se necesite resolver esa contradicción.

Santiago Segurola dice que “los periodistas deportivos no somos imbéciles”, ¿Qué opina sobre dicha afirmación?

Como todas las frases hay que hacer las excepciones, yo creo que sí hay periodistas que si se parecen mucho a lo imbécil, sí caen mucho en lo imbécil, desgraciadamente hay que decirlo porque su trabajo y la calidad de su trabajo y la calidad de lo que hacen y lo que dicen o lo que escriben, en realidad no trasciende el nivel de rigor que debe tener alguien, que como un intelectual, que debe ser el periodista deportivo debe de afirmar, debe replantear cuando se trata de referirse a los acontecimientos propios del deporte.
Uno quisiera que no hubiera periodistas deportivos idiotas, pero pareciera ser, que habría que hablar de muchos idiotas que sí son periodistas deportivos.

Quienes deberían estar en los medios de comunicación?

Considero que en el periodismo deportivo deberían de estar las mejores plumas capaces de registrar a través del arte de la palabra los mejores acontecimientos que protagoniza una expresión del movimiento como es el deporte.

¿Qué periodistas deportivos cumplen el papel de verdaderos?

Santiago Segurola, Jorge Valdano, Jorge Barraza, Alberto Salcedo son algunos de los periodistas que cumplen con unos principios claves para el desarrollo del periodismo deportivo que como dice Segurola no es una labor de imbéciles.

¿Qué se puede hacer para mejorar la calidad del periodismo deportivo en nuestro medio?

n retos del periodismo deportivo y de nosotros. Pensar en lo que nos toca hacer en la formación de los periodistas deportivos. Los medios deben revalorar el deporte, darle una nueva mirada en el tiempo y en el espacio.

Decía un periodista mexicano después de cada partido, “ahí les dejo mi reputación para que la destrocen”, por eso, pese a las falencias y a los “grandes” periodistas que manejan la opinión en cuanto al deporte en Colombia. Se espera que desde la academia se pueda darle un giro a la concepción negativa del periodismo deportivo y comprendan que al igual que las otras ramas de la profesión, esta también busca, aunque con grandes errores, educar, informar y entretener.

El periodista español Antonio Alcoba decía que “…prejuzgar la actividad deportiva periodística como algo sin valor, es demostrar ignorancia en relación con la audiencia que tienen las páginas deportivas…”, pero ¿qué se puede esperar de un público que consume un periodismo tan distorsionado de su razón de ser como lo es en su mayoría el periodismo deportivo colombiano? ¿Acaso son ignorantes los consumidores de deportes con un periodismo así?

Los retos de un mejor y buen periodismo deportivo están primero que todo desde las facultades de periodismo donde se forman más que periodistas, personas en todo el sentido de la palabra. Desde allí es donde debe empezar a formarse una ideología diferente en la concepción del periodismo por eso es donde deben surgir los periodistas ideales que sean lúcidos, humanos, respetuosos y simpáticos con el público que está consumiendo un periodismo que debe ser íntegro, constructivo que eduque y que informe.

LA BÚSQUEDA DE LA EMOCIÓN EN EL OCIO


Decía Elías que “hoy, los incontrolados e incontrolables estallidos de fuerte tensión pública son menos frecuentes”, debido precisamente a la organización del estado y las sociedades más industrializadas. “En las sociedades más desarrolladas”, como habla Elías, la fuerte expresión de la emoción sólo puede ser aceptada en los niños, porque de lo contrario, una persona adulta puede ser calificada de demente, incontrolada o anormal.

Para encontrar o no una relación entre la emoción, el ocio y el pensamiento aristotélico, debemos iniciar por definir cada uno de estos conceptos que trata de concretar Elías en La búsqueda de la emoción en el ocio.

La emoción puede ser definida “…cuando se presentan situaciones críticas importantes en la vida de las personas, las erupciones repentinas de sentimientos poderosos” o no, es decir, la expresión de un sentimiento, sea miedo, alegría, amor; por parte del ocio, Elías afirma que el tiempo dedicado para hacer un trabajo, no asalariado, diferente al “trabajo”, definido como el que hace la gente para ganarse la vida, se define como ocio, como los deportes, la música, el teatro; con relación al pensamiento aristotélico, es confusa su definición, primero porque se confunde la ilustración hecha por el filósofo con relación al ocio, llamado por él, schole. El anterior tenía relación con lo que se hace en el tiempo libre como la conversación, el debate, pero en esta schole se iba a aprender y era lo que hacían los hombres del ocio.

Elías decía que solo cuando ya estuviera muerta una persona se dejaría de tener tensión, ésta entendida como la emoción que se siente en una actividad recreativa, como parte del ocio, es decir, durante el ocio existe un nivel de emoción que es controlado cada vez más “por restricciones civilizadoras”. No puede ser entendida la una sin la otra, la emoción es inherente al ocio y viceversa, por eso, mientras se va a cine, se observa un partido de fútbol, existe un clímax, momentos donde existe mucha tensión, se transmite la alegría o la tristeza, en ocasiones el miedo o el amor. Estos sentimientos pueden expresarse en una palabra, “placer”, como dice Elías ante la definición de Aristóteles, “trabajamos con el fin de tener tiempo para cosas mejores y más plenas de sentido”, esas cosas que tienen sentido son las que generan placer, de esta forma, se relaciona la emoción, el ocio y el pensamiento aristotélico.

No obstante, podemos encontrar algunas diferencias entre el ‘ocio’ aristotélico y el ocio de nuestra sociedad. Las personas ociosas en Grecia no hacían otra cosa diferente a lo que él llamaba schole, que era aprender. El ocio de nuestra sociedad es diferente en cuanto se busca en el ocio la emoción, la diversión, puede ser igual en el caso griego, sin embargo, son dos contextos diferentes en cuanto se debe ser más atento con el trabajo que con la diversión.

El ocio es definido en parte como “actividades miméticas”, una clase de imitación de la vida real, en ellas, se siente emoción y se busca la tensión para así obtener una clase de excitación. Para finalizar, podemos definir que la emoción hacer parte del ocio, de las actividades miméticas, porque se busca la tensión para obtener un placer, catarsis como lo define Aristóteles, de esta manera podemos concluir que existe relación entre el ocio y el pensamiento aristotélico, en cuanto este último se expresa en placer el hecho de ser ocioso. Aquí entra la emoción, como la respuesta que busca el ser humano ante las actividades miméticas y ante el pensamiento aristotélico. Sin emoción no hay excitación, por eso, sin emoción no existiría el ocio.