jueves, 26 de noviembre de 2009

“LE CUMPLÍ A MI HIJO UN MES ANTES”

Respirar, algo tan sencillo y de lo que no nos percatamos. Respirar, soplar, toser, gritar, ahí siempre está el aire y la fuerza de los pulmones. Lo que durante cinco años fue tan complicado para Luis Fernando Montoya, es desde hace casi un mes el motivo de su alegría. Respirar, respirar sin ayuda. Su voz es más clara y su sonrisa demuestra que es un hombre que va lento, pero seguro.



Juan Camilo Gallego Castro
jcamilogallego@gmail.com
El final de ese balón fue un poco frustrante. En esa cuadra donde vivía, el partidito se armó para las horas de la noche. Alguna cosa tuvo que pasar, pues alguien llamó a la policía y esta llegó y se llevó el primer balón que tuvo Luis Fernando Montoya. Gracias a los materiales que llevaba a una chatarrería, pudo reunir el dinero suficiente para conseguir el primer elemento que reúne la perfección de sus sueños: el balón.
Desde el patio de su finca en el municipio de Caldas, Clif está corriendo constantemente. Cada persona que llega es recibida por Clif, un pastor alemán que tiene José Fernando hace poco más de un año. “No se cansa de jugar. Ya le he dado cuatro balones y todos los ha dañado. Claro que ya estaban malos”, cuenta José Fernando.
Ya ganó su grado y va para tercero, tiene ocho años y monta en su bicicleta, aunque dice que también le gusta el fútbol, verlo con su papá, jugarlo en la manga y poner a correr a Clif. ¿Quién puede sentirse más contento que José Fernando al ver que su papá le cumple sus promesas?
“Estoy muy contento de que hubiera cumplido”, cuenta el pequeño José, pues hace 27 días su papá le demostró, un mes antes, que dejaría el ventilador automático para respirar naturalmente, sin depender de todos esos aparatos que mantenían con vida a Luis Fernando.
Casi imperceptible, así es el respirar, lo que durante cinco años fue complicado para Luis Fernando, es desde hace cuatro semanas el motivo de su felicidad.
“Recuerdo que teníamos clase en el Sena y Fernando me dijo: ‘Se me dañó el marcapasos’. ¡Qué miedo, qué va, nada de miedo! Fue la mejor clase que dictó. Fue coherente y a partir de ahí se fortalece más”, describe con una sonrisa contagiosa Luis Alfonso Sosa, quien más que sicólogo de Fernando, es su amigo. Desde hace 26 años que lo conoce han cultivado una amistad que se ha mantenido en los momentos más difíciles.
“¡Estamos de plácemes, estamos de plácemes!”, añade Luis Alfonso. Es innegable, ese hombre de grandes retos ya coronó una de las grandes incógnitas de su recuperación. Respirar, respirar, ¡Cuanto significa para Luis Fernando!
“Es algo que yo le prometí a él y le cumplí. Me cuesta un poquito, pero la idea es tratar de mejorar mucho la parte de la movilidad. Mi voz la siento bien. Me falta recuperar un poco la voz, ser más fuerte”, habla con más claridad Luis Fernando, mientras ve a Clif. El perro está esperando que alguien tire lo que se llamaba pelota para ir detrás de ella y volverla a traer.
“El perro está esperando que tiren la pelota”, dice Luis. Alguien coge ese ex balón de baloncesto y lo lanza. Sonreír, sonreír. Así se puede describir la felicidad, con una sonrisa. Luis Fernando sonríe mientras Clif vuelve, para hablar de sus sueños: “Me sueño tratar de recuperarme totalmente, y si puedo volver a dirigir sería muy bueno.
Todavía para dirigir me falta, pero me siento contento de compartir los conocimientos con los del Sena y el Politécnico”. El vicepresidente Francisco Santos le propuso a ‘el profe’ que dictara un curso en el Sena, una tecnología para técnicos de fútbol. Y ahí está, cada semana le dedica dos horas a la clase y el resto del tiempo lo aprovecha en su recuperación y en ver fútbol. “Ahora sabe más de fútbol”, añade Luis Alfonso, pues ve el mayor número de partidos posibles. ‘El profe’ escribe una columna semanal, además sus comentarios de la televisión son solicitados constantemente. A su casa se acercan conocidos y desconocidos. Hasta llegaron hace poco unos japoneses, especialmente desde Japón para entrevistar a Luis Fernando.
‘El profe’ respira felicidad. Ahora, según su médico Diego Lalinde, el objetivo es que tosa con normalidad, pues si lo hace, el siguiente paso será quitarle la cánula de la traqueostomía para que sólo respire por boca y nariz. Sin duda, seguiremos respirando felicidad Luis Fernando, es el paso que sigue.

jueves, 12 de noviembre de 2009

RAMÓN SE VISTIÓ DE ROSA

“Los dirigentes y la hinchada no sólo le exigen la genialidad de Einstein y la sutileza de Freud, sino también la capacidad milagrera de la Virgen de Lourdes y el aguante de Gandhi”. Eso lo dijo el escritor uruguayo Eduardo Galeano cuando plasmó en el Fútbol a sol y sombra, una definición de los entrenadores.



Juan Camilo Gallego Castro
jcamilogallego@gmail.com
Los hinchas se refugiaban en los brujos para que el rival de toda la vida no ganara, otros usurpaban el templo de su equipo rival para enterrar animales en un arco o llevarles tierra de cementerio para que nunca pudieran celebrar un título. Aunque ahora es más complicado, algunos prefieren usar la misma camiseta como amuleto, entran al estadio con el mismo pie cada vez que hay partido, se echan la bendición durante todo el día y piden ‘a un más allá’ que “esta tarde tenemos que ganar”. No importa si pierde, en el próximo partido llegará de nuevo con la misma camiseta e igual ‘protocolo’ porque “como sea, hoy si ganamos”.
- Cuando jugador siempre entraba con el pie derecho, durante toda mi carrera entraba con el pie derecho y me hacía la señal de la cruz una sola vez, como técnico no,-cuenta Ramón Cabrero.
Con sus ojos claros, el cabello blanco y un acento que, sin duda, derrite a nuestras mujeres, Ramón apareció como un grande, un argentino que, así hubiera nacido en España, arribó para salvar a un equipo que no respondió a las expectativas. Atlético Nacional había sido penúltimo el torneo anterior. Ramón llegó después de obtener el logro más importante en toda su vida como futbolista y entrenador, ganó un título con la gente de su barrio, su gente, su casa, su vida.
-Logré lo que nadie había conseguido después de 93 años: salir campeón con Lanús. Y me vine, porque creo que hay cosas que se consiguen y tienen que quedar ahí. Yo creo que al club le había dado todo lo que yo podía haberle dado y quería quedarme con esa imagen, incluso con la imagen de no dirigir en Argentina por un tiempo.
Muy pronto, en Medellín, los sueños se tiñeron de rosa. Abrió su clóset y eligió, entre las camisetas que tenía, el color con el que esperaba disfrutar durante mucho tiempo los frutos del triunfo y la satisfacción de su profesión.
Ramón aparecía en cada partido con una camiseta, que si no era la misma, tenía una fábrica de la misma colección.
- Tengo una sola, automáticamente cuando la uso, llego a mi casa, la lavo y queda para el partido, la uso cada que hay partido.
Esa camiseta Polo empezó a generar expectativa, una línea blanca, muy diminuta en el cuello y en las mangas, ya eran objeto de observación. Al igual que muchos de los entrenadores de su país, Cabrero sabe que la camiseta no pone nada en la cancha, pero algunas fuerzas que sólo perciben los técnicos, demuestran que lo que llaman cábalas podrían suponer una dilatación imaginaria de los 90 minutos implacables, tal vez por eso, Juan Villoro se atrevió a decir que “quien haya escuchado el furor de un estadio lleno sabe que hay más voces que espectadores: los fantasmas acudieron a la cita”.
Serán, posiblemente esos hinchas que no se ven, quienes le brindan a la bendición, la ropa y otros elementos, el ingrediente que en la cancha no se puede encontrar.
- Tampoco es una cábala. En Argentina, si uno pone atención, muchos técnicos cuando ganan siguen con la misma ropa, pero no es una cábala la mía, la única cábala es jugar bien.
Los vítores de los que alguna vez estuvieron alentando al Sportivo Italiano le otorgaron a Ramón, las rayas necesarias para que este club ascendiera de la Primera B argentina al Nacional B en 1986.
-Me acuerdo que cuando salí campeón con Italiano, tuve como quince partidos sin perder con una remera rayada, una camisa rayada de manga corta que la usé verano y también invierno. Y la usaba abajo, y arriba me ponía un suéter si hacía mucho frío.
Luego, con Lanús, la ropa jugaría un papel determinante, por lo menos logaría el título.
- Lo que pasa es que en Argentina se dio en un momento que no era esta camisa rosa. Cuando salimos campeones, que también estuvimos como 12 partidos sin perder y tenía una remera que no era rosa, era un color más natural pero tirando a rosa y también me duró como 12 partidos y fue pura casualidad.
Fue precisamente en 1986 cuando Salvador Bilardo, con una camiseta azul, fue campeón del mundo en México 86. Famoso por encarnar la picardía que le daba un toque mágico a sus éxitos deportivos, Bilardo se caracterizó por ser un cabulero que pasaba de la razón a la exageración.
Cuando iba camino a la cancha con su equipo siempre se escuchaba la misma música, le ordenaba al conductor que no parara mientras esa ‘melodía celestial’ estuviera sonando, así el semáforo estuviera en rojo. Las normas de tránsito no importaban, el bus sólo paraba en los silencios de la canción.

Con raíces argentinas
- Yo me vine a los tres años cuando era muy chiquitito. Me trajo mi familia, viví hasta los 22 en Argentina, me fui a jugar al Atlético de Madrid cinco años, después al Mallorca hasta los 30, y a esa edad volví a la Argentina donde terminé de jugar. Luego empecé a dirigir a los 35 años.
Ramón nació en Cantabria, España, un 11 de noviembre de 1947, su familia se mudó muy pronto hacia América, cambiando a Fernando Franco por Juan Domingo Perón, reemplazando los aires de dictadura por la bondad de una mujer, que según Tomás Eloy Martínez, era una santa, una especie de virgen para los argentinos: Evita Perón.
Así como en Mar del Plata llegaron los primeros ingleses en el siglo XVIII para invadir con sus mercancías y sus gustos una tierra auténticamente criolla, con esos barcos llegaron los balones de fútbol y con ellos la pasión por ese deporte se multiplicó en todo el continente.
- A Jerónima y Eusebio no les gustaba el fútbol. Cuando mi papá murió en 1963 yo todavía era muy chiquitito, no jugaba. Pero mi mamá si me vio jugar, dirigir y todo, pero no le interesaba mucho.
En Lanús, al sur del gran Buenos Aires, el fútbol, como el tango y las mujeres, fueron invadiendo a Ramón. No era seguidor del equipo de su gente, más bien era muy hincha de la ‘Academia’, un equipo del que era seguidor el presidente de la época, por tanto el estadio se llama Juan Domingo Perón.
- Fui hincha fanático, hasta los 14 años de Racing, ¡pero fanático, fanático!, de ir a los entrenamientos y todo. Iba a todos lados. Un vecino mío me llevaba. Eso fue entre el 58 y el 61, me tocó la época grande de Racing. Sí, campeón en el 58 y en el 61 y también campeón del mundo.
Ya, con más años, Ramón cambió de colores, del azul y blanco su corazón cambió a granate. De Lanús será siempre simpatizante e hincha, el momento más lindo de su vida deportiva fue con ese equipo, en él empezó a jugar y a él sabe que volverá algún día.
- En Lanús me insultaban mucho, yo debuté a los 17 años y me insultaban, en Lanús fui un jugador insultado. Era un jugador técnico, hábil, jugaba de ocho, era volante por derecha.
Con los años, esos insultos ya habían sido olvidados. Ramón pasaría de Lanús a Newell’s, y de ahí sería contratado por el Atlético de Madrid, pero debería pagar servicio militar durante veinte meses y ultimar primero, algunas cosas de su vida personal. Lo primero era casarse con Noemí, su segunda novia argentina, y dejar para siempre su vínculo con Argentina.
-Llegué a jugar al Atlético, pero al año de estar ahí hice el servicio militar que me tocó en Burgos. Pero estuve dos meses y después me trasladaron a Madrid. Tuve un par de partidos amistosos en el ejército, el servicio militar prácticamente no lo hice, tuve dos meses en los que no pude salir, pero luego iba cada mes para firmar durante 20 meses.
Ramón jugaría también con el Elche y el Mallorca antes de regresar a terminar su carrera con el San Martín de Mendoza y el Independiente de Rivadavia en 1982. Ahí finalizaría un ciclo de su vida para empezar otro, el de entrenador.
- Claro, yo dirigí como 12 años Nacional B, después estuve 6-7 años sin dirigir, y luego volví a dirigir inferiores y después lo haría con la primera de Lanús. No soy de guardar cosas, pero mi hijo Ramiro tiene todo lo que tenía de España, no soy de guardar camisetas.

En Buenos Aires está el tesoro
- Estoy muy bien en Medellín, estoy muy contento, es una ciudad muy bonita, me habían dicho que era linda, pero no me la esperaba hasta aquí. Pero realmente, hace cuatro meses que estoy aquí y se me está haciendo muy duro porque por más que la pase bien, por más que esté en una ciudad preciosa, por más que el trato de la gente sea bárbaro, y estoy en un club bárbaro, pero la realidad es que es muy difícil estar solo a ciertas alturas de la vida.
Ramón está viviendo ahora con Eduardo González y Jorge Mamberto, compañeros en el fútbol con los que trabaja en Nacional. Con Eduardo ha trabajado cerca de 12 años y ha vivido con él tres años juntos fuera de Buenos Aires. Lo hicieron en Mendoza, Santa Fé y Santiago de Estero.
- Por ejemplo cuando yo tenía 40 años, 37 años, 36 años, que también estuve afuera, la verdad la pasaba menos difícil. Ahora, lo que más extraño es a mi familia, aunque mi señora viene este mes y ya el año que viene se va a venir para acá. Ya Llevo casado 39 años, desde el 23 de noviembre de 1971.
Y de la familia es su nieta de un año y seis meses la gran debilidad. Ramiro y María Belén, los hijos de Ramón, ya son profesionales, ambos viven en Buenos Aires con doña Noemí.
-Pero no tengo dudas que a partir de enero, si decido continuar, ella se va a venir conmigo. Me pone feliz mi familia, que estén todos bien, que de repente mi profesión me permita poder ayudarlos, eso me pone feliz, ayudar a mis hijos y a mi nieta.
Ramón prefiere no traer muchas cosas de su país, en la mesita de luz está la foto de su familia y cuando va hacia los entrenamientos encuentra en los tangos que escucha, el verdadero significado de esa música.
- Me encanta el tango, todo tipo de tango. Yo digo que el tango lo apreciamos más afuera que cuando estamos en Buenos Aires. Acá por ejemplo, nosotros vamos y venimos y tenemos nada más que CDs de tango en el coche.
Ramón había viajado por todo el continente, pero esta fue la primera vez que venía a Colombia. Llegó al Atlético Nacional, un grande en apuros, necesitado de volver a su fútbol, a sus triunfos, a sus goles, de reencontrarse con su historia. Y el comienzo fue soñado, sumó diez fechas de invicto, pero tras perder en el clásico regional prefirió guardar en su clóset esa camisa rosa que lo acompañó en esos buenos momentos y que tanto llamó la atención. Ahora, seguramente, será otro color el que quiera lucir para una nueva etapa de triunfos. Si no le gusta el mate, tal vez prefiera el café.

lunes, 2 de noviembre de 2009

EL SECRETO ESTÁ EN CONVIVIR CON EL ERROR


Así como el agua y el aceite eran comparados con el fútbol y la literatura, la mezcla de ambos fue uno de los resultados que le ofreció al deporte la oportunidad de ser mirado con otros ojos en el mundo. El periodismo deportivo y el aporte de los escritores fueron algunos temas sobre los que habló el periodista argentino Juan José Buscalia.
Juan Camilo Gallego Castro
jcamilogallego@gmail.com

Tras Mercedes salió el pibe. Era la mujer más bonita que había conocido, pero lógico que existía una barrera grande entre los dos. Ella era de Nueva Chicago y él del Deportivo Morón. Sabía que hacía parte de Los Traidores, ese tipo de hinchas que cambian un color por otro, aunque la cuestión era de amor, no de pasión, y así llamó Eduardo Sacheri ese cuento en el cual un pibe casi muere por los golpes que le propinaron los hinchas de Chicago cuando estaba en la tribuna con ellos: “¡Gatorra vendido hijo de mil puta!”. No importó el amor por Mercedes, pues había seguido a Chicago por ella. Al fin, eso ya no importaba, Gatorra pasó del Morón a Chicago al igual que él por una mujer.
“En el Gran Buenos Aires, en la Zona Oeste, no había clubes de fútbol que pelearan por el ascenso a Primera ni mucho menos. Era una zona más despoblada, que se fue formando más lentamente hasta alcanzar una identidad en los años cuarenta. De esa época es Deportivo Morón. De 1947”, así lo dijo el periodista argentino Alejandro Fabbri en su libro ‘El nacimiento de una pasión’.
Primero los periodistas y luego los escritores argentinos le dieron al fútbol la oportunidad de soñar con las letras y la imaginación. De jugar con la memoria y de reir con esos balones que cruzaban la cancha en sueños. Osvaldo Soriano y Roberto Fontanarrosa delimitaron la cercanía de la literatura con el fútbol y con ellos diferentes escritores latinoamericanos se dejaron llevar por el deporte que identifica el continente.
Ahora es el escritor Eduardo Sacheri uno de los referentes de la literatura enfocada hacia el fútbol y son los medios masivos y los periodistas argentinos quienes se convirtieron en referentes del periodismo deportivo latinoamericano.
De allá mismo, del oeste del Gran Buenos Aires, es Juan José Buscalia, periodista y presentador del canal Fox Sports y seguidor del Deportivo Morón, equipo con el que sufre cuando tiene que transmitir los partidos de ese equipo con el que creció.
Él es uno de los periodistas que tiene mucho qué enseñar a este oficio en Latinoamérica, para eso habló sobre el aporte del periodismo argentino al de la región y de las cualidades de los periodistas que se dediquen al deporte.

- ¿Por qué Argentina es uno de los referentes del periodismo deportivo en Latinoamérica?
Hay una larga tradición de periodistas que fueron maestros regionales en la Argentina, donde quizá el desarrollo pionero que tuvo el fútbol regionalmente, hizo que también vaya de la mano del desarrollo de los periodistas que siguieron la actividad. El desarrollo se dio primero en Brasil y la Argentina, pero creo que Brasil supera en cuanto a desarrollo de medios. Lo que pasa es que Brasil tiene otra lengua, y por eso la influencia es mucho mayor del periodismo argentino para el resto del continente. Esto se ha visto mucho más acentuado con la presencia de cadenas regionales internacionales como Espn y Fox Sports que se han afincado en la Argentina y desde allí tienen su centro de producción para el resto del continente. Los periodistas latinoamericanos tienen más contacto con los deportistas argentinos, no porque seamos superdotados.

-Además, los escritores Osvaldo Soriano y Roberto Fontanarrosa, con su humor y calidad para escribir, ayudaron a enfocar más la atención sobre el fútbol. Juntaron el fútbol y la literatura, los que se consideraban opuestos...
La literatura ligada al fútbol y al deporte en la Argentina también tienen una larga tradición. El maestro Osvaldo soriano empezó con esta y ha difundido el deporte desde su pluma brillante al igual que Roberto Fontanarrosa. Lamentablemente los dos no están. Pero sí que han dejado muchas enseñanzas. Seguimos disfrutándolos y leyéndolos. Cada vez que los leemos podemos decir que son genios y que hoy quizá podrían tener más relevancia si hubieran vivido en otra época. Lo suyo fue mucho más amateur si se quiere, con un desarrollo de los medios mucho menor.

-Pero otro escritor fabuloso que les sigue los pasos es Eduardo Sacheri...
Yo tengo la suerte de conocerlo muy profundamente porque fue compañero de mi hermano en el colegio y somos los dos de la misma localidad del Gran Buenos Aires, en Castelar. Así que tenemos una relación de amistad. Eduardo es hoy el gran referente que ha trabajado desde la sombra. Él viene trabajando ya desde hace quince años en la literatura.

-¿Son el fútbol y el tango los grandes referentes para identificar a la Argentina en el mundo?
Yo creo que es más auténtico el fútbol que el tango. Te voy a explicar, porque si bien en el exterior nos identifican por las dos disciplinas, si se le puede decir disciplina al tango, -podría ser un poco irreverente-, para los argentinos es más fuerte el fútbol. Para la mayoría de los argentinos entre los que lamentablemente me incluyo, el tango no representa demasiado, nos identifican mucho más los extranjeros que nosotros mismos, yo no te puedo decir que no se una sola letra del tango, me gusta más el rock. La nueva generación de argentinos, de 50 años para abajo nos hemos ‘mamado’ la cultura del tango. Se ha perdido un poco la identidad, algún eslabón ha fallado en la cadena. El joven no conoce y no le gusta y no baila el tango.

-¿Cuáles son las fortalezas y debilidades del periodismo argentino?
Entre las fortalezas hay muy buenos analistas del juego, del deporte en sí, técnica y tácticamente ha habido un desarrollo en los últimos años y una especialización que ha ayudado mucho. Creo que hay una crítica responsable por parte de lo que se hace dentro de la cancha.
Por parte de las debilidades es difícil hablar corporativamente porque naturalmente que hay excepciones o muchas veces el amiguismo, el estar cerca del protagonista nos quita imparcialidad y creo que el periodista ante todo tiene que ser imparcial.
Es muy difícil, por ejemplo, lo que está pasando en Argentina con Maradona. Yo lo he criticado mucho, pero nos cuesta a todos ser objetivos y criticar a Maradona por lo que representa. Cuesta verle las cosas buenas y malas o cuesta verle las cosas malas. Me da la sensación de que el amiguismo no va siempre de la mano con el buen periodismo y en el fútbol argentino a veces hay mucho.

-Martín Caparros escribió hace poco un artículo en el que le pedía a Diego Maradona bajarse de la Selección argentina y no destruir la idolatría que se le tiene...
Cuando Maradona decidió tomar la dirección técnica de la Argentina, él tiene que saber que se tiene que bajar del pedestal y tiene que aceptar que es una persona terrenal donde tiene que aceptar que lo critiquen y que no toda crítica es malintencionada como él dice y nos trató mal a todos los periodistas. Y es lo que a él le cuesta, lo entiendo, porque él desde los 16 años es esto y es culpa de la sociedad argentina, porque lo hemos tratado como un semidios, una persona con muy bajo intelecto, con muy bajo estudio, con poca preparación, que pasó de una villa miseria con los recursos más bajos a ser considerado un príncipe, un rey y un dios, por eso es muy difícil para nosotros criticarlo. Ahora como director técnico ya no es más jugador y como director técnico está expuesto a las críticas y al análisis de parte de la prensa

-Además de las que nombró con anterioridad, ¿cuáles considera que deben ser las cualidades del periodismo deportivo?

Ante todo tener una cabal conciencia de la responsabilidad que significa manejar un medio masivo y ser un comunicador, porque uno está formando opinión y está bajando un mensaje, que si se hace de manera distorsionada se genera un mal y se está siendo irresponsable.
Yo creo que el periodismo deportivo es un gran receptor de gente que se acerca porque le gusta el deporte y no el periodismo, que es diferente. Le tiene que gustar el deporte y le tiene que gustar el periodismo para ser un buen periodista deportivo. Yo no creo que el periodista deportivo sea vago como se dice. Yo creo que el vago es al que le gusta el deporte y no le gusta el periodismo. El que lleva el periodismo en la sangre no va a ser vago porque le va a dar todo a su profesión, creo yo que es una vocación, porque siendo periodista se vive alerta las 24 horas.
También se necesita estudiar mucho y tener muchos datos porque al aire hay que tener mucha espontaneidad. Muchas veces no te alcanza con lo que tienes que leer para la nota del día, si no que también hay que tener en la cabeza datos para tomar de ellos, porque hay situaciones difíciles
Aprender a convivir con el error. Cuando uno trabaja en vivo a uno le parece que no se puede equivocar y ante el menor error se lo reprocha mentalmente y termina generando una bola de nieve. Yo creo que el bueno no es el que no se equivoca porque todos nos equivocamos, el secreto es convivir con el error, saber que me voy a equivocar y tener el arte para salir adelante más allá del error que cometió

¿Siempre ha dedicado su labor periodística al servicio del deporte?

Sí. Tuve una primera etapa amateur en un canal zonal y una radio zonal,
Canal 4 de Castelar y Fm Oeste de Haedo, en el occidente del Gran Buenos Aires. Soy del oeste e hincha Deportivo Morón, está en tercera división, es un club humilde, pero bueno, con el sueño de que alguna vez pueda ascender
Yo comento en una radio argentina el ascenso. A veces cuando critico al club es más duro que cuando lo hago con otro.
Luego me dediqué a estudiar, en los primeros años de estudio estuve en esos canales. En el 96 comencé a trabajar en torneos y competencias (TyC) que es la productora que hace Fox Sports, y ya cuando arrancó Fox en 1997 he estado allá. He crecido mucho con la señal y he aprendido mucho.
He trabajado en Radio La Red, la radio más importante de deportes. También con Direct TV Sports, con la nueva señal que se lanzó esperando el Mundial.
También hago comentarios de partidos, noticieros y programas que no están más.

-Pero también está con ‘Atlas la otra pasión’. ¿Es Atlas el regreso al fútbol amateur donde la relación del hincha y el jugador era mucho más estrecha?
Ese es el secreto de Atlas, no tanto por el papel de los hinchas sino por la actitud de los jugadores. No porque sean elegidos sino porque esa es la esencia del juego, en Atlas se rescata eso, el origen del inicio de la pasión, los valores del fútbol que hoy con este fútbol inmediato, super profesionalizado, que ante el primer buen sueldo el futbolista siente que tocó el cielo con las manos y quiere una venta y quiere la chica del momento y quiere un auto cero kilometros, y se olvida del profesionalismo y se olvida de la esencia del juego. Llegan al fútbol no para jugar el fútbol sino que llegan a él para acceder a una mejor escala social, y creo que Atlas representa dentro de este contexto un poco volver a la fuente y por eso el secreto de llevar tantos años en la permanencia.